Por: Valeria Mulet
Para nadie es un secreto que sesenta años de conflicto armado no pasan sin dejar marcas a lo largo de su camino. Una gran parte de la población colombiana se vió realmente afectada por este conflicto interno y dejar atrás el dolor causado no se logra de la noche a la mañana.
Lo que es cierto, es que nadie desea tanto la paz como quien ha tenido que vivir situaciones de violencia, asegurando que incluso una paz imperfecta es mucho mejor que la guerra.
El Proceso de Paz firmado en noviembre del 2016 dio paso a que todas las personas tocadas por el conflicto se dieran la oportunidad de sanar, de labrar nuevos caminos buscando dejar atrás tantos momentos de dolor, incertidumbre y desesperación.
Sin embargo, esta no es la única cara de la guerra, también están todos aquellos que por diferentes motivos se vieron inmersos en ella, unos en contra de su voluntad y otros como su única salida.
Foto: Vereda El Barro. Febrero 27 de 2005
Por esto es importante recalcar las cifras oficiales de las personas pertenecientes a los programas de reincorporación y reintegración social, y así tener más claridad para poder apostar por la paz en colombia.
Según la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN) son 74.998 personas que abandonaron los grupos al margen de la ley entre 2001 y 2019. Al 31 de enero del 2020 son 44.096 personas que se encuentran en los diferentes procesos de reintegración y reincorporación social y 25.062 que han culminado con éxito el proceso.
Estas cifras, prometen una realidad esperanzadora donde nos demuestran que son más los que quieren y buscan paz. Debemos apostar por esta en nuestro país, por todas esas personas que se vieron afectadas en el conflicto armado durante décadas, por quienes perdieron seres queridos, por todos los inocentes que cayeron sin motivo alguno, por todos los desaparecidos sin dejar rastro y por cada una de las personas que los tocó la guerra de la manera que sea.
Cabe resaltar que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en el momento en el que se acogieron al acuerdo firmado conservaron sus siglas, pero cambiaron la definición, hoy estas significan Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común.
Podría interesarte: "En el Caquetá sí se puede vivir"
Podría interesarte: "¿Qué nos dejan las iniciativas de paz?"
Si bien es cierto que aún falta bastante camino por recorrer para poder lograr una paz estable, donde se respete cada parte del proceso que esto conlleva y más para aquellos que lo vivieron en carne o en la de sus seres queridos, ha sido realmente difícil aceptar ciertos términos del acuerdo sobre el papel que han venido desempeñando algunos de ellos en la sociedad. Sin embargo, es cierto que no hay paz perfecta y que es mejor vivir un día a día tranquilo y sin ningún temor de que te van a arrebatar todo.
Comments